Los balcones, parejitos, sostienen las sombras de la noche. Como palomas negras, la oscuridad se acurruca y sueña sobre las barandas. Parece que todos durmieran, pero no es así. Están aquellos que piensan en los otros a esta hora. Y la inquietud crece como un edificio, mientras nos imaginamos que es la tristeza la que los mantiene despiertos. Entonces, toda la noche se abandona en un inmenso plano oscuro, en donde unos duermen y otros no saben ni cómo empezar a soñar.
lunes, 10 de diciembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario